Ana y Mia

Ana y Mia
Haciendo clic en la imagen podréis llegar a mi desatre de Tumblr. De todas formas os dejo aquí escrito el URL: http://buscandoalgunmotivo.tumblr.com/

sábado, 30 de agosto de 2014

El miedo a enfrentarse a la verdad.

Quizá tenga que ser la una y media para que pueda escribir algo real, algo con quizá no mucho sentido pero si con mucho sentimiento. Quizá deba ser de noche y deba estar acostada en la cama para verlo todo más pero no por ello más claro. Quizá deba estar sola o quizá sentirme vacía completamente para poder decir lo que voy a decir y no hacer nada para solucionarlo. Mi vida no es fácil, creo que nadie tiene una vida fácil, por eso no es excusa para lo que siento o lo que soy. Tengo quince años y ya he vivido en once casas distintas. Mi padre y mia madre están separados desde que tengo tres o cuatro años y creo que no supone ningún trauma para mí. Mi madre se ha casado ya tres veces y hace poco se separó de su último marido, padrastro para mí. La verdad es que le quiero bastante, aunque nunca he llegado a entenderle y jamás me ha caído bien. Casi que le he querido por obligación o quizá porque el me quiso y me aceptó desde el primer momento. No le echo de menos ni estoy triste por la separación de mi madre. Ella ahora está mejor, aunque sea duro para ella. Yo en cambio sigo aquí.  Y no estoy bien. Ahora mismo estoy escribiendo todo esto y me sorprende ver que no derramo ni una sola lágrima. ¿Habre olvidado llorar? Estoy enferma y lo sé. Y sé que jamás seré feliz si no pongo fin a esto. Sé que alcanzar mi meta y ser delgada no me va a hacer feliz. De hecho estoy segura que si consigo bajar al peso que deseo seguramente estaré peor. Pero me da miedo estar bien. Me da miedo ser feliz. Y sé que puedo serlo pero no sé si lo deseo. Realmente se siente complicado pero no lo es. Son millones de sentimientos encontrados que se pueden resumir en nada. Ser delgada o triste o ser yo misma y ser feliz. Una elección muy fácil e indiscutible para algunos. Una elección muy difícil para alguien como yo. Alguien que se ha refugiado siempre en que todo tenía una solución sencilla. Alguien que intentaba creer que si no era feliz era porque era gorda. Cuando realmente si no era feliz era por otro motivo que jamás me he dignado a buscar. Ahora querer estar delgada y esta puta enfermedad es lo que me hace infeliz. Mentirme a mí misma y privarme de los detalles tan sumamente importantes para sonreír se ha convertido en mi día a día. Es tanto que ya si sonrío durante demasiado tiempo me siento perdida. No me reconozco en la felicidad. No me reconozco disfrutando del mundo. Me siento cómoda y protegida en el dolor. Y no es sano. Sé que quizá todos/as buscabais un Blog pro-ana y pro-mia, buscabais refugiaros en la comodidad de no luchar contra vuestros demonios. Buscabais aceptarlos y vivir sumisos/as ante ellos. Pero yo no estoy aquí por eso. Yo estoy aquí para intentar sacar las ganas de donde sea para hacerles frente. Estoy aquí suplicandole ayuda a la nada. Pues quizá pedir ayuda de verdad es demasiado real, es demasiado compromiso. Por eso permanezco consumiendome. A la espera de que alguien oiga lo que no digo. A la espera de que algún día desaparezca esta obsesión. De poder ser feliz conmigo misma. De mirarme al espejo y decir que soy yo y no llorar. De quererme. Pero si no hago nada esperar no servirá. Y por desgracia no tengo pensado hacer nada.

Al fin en casa.

Al fin llegué a Mallorca. Nada más bajar del barco me dirigí hacia casa con un único propósito, pesarme. El corazón me empezó a latir y por un segundo pensé que iba a caer de bruces. Pero no pasó nada. Subí corriendo las escaleras, como si intentara escapar del miedo y la angustia que me daba pensar en que seguramente habría subido de peso. Me subí en la báscula y... ¡tachán! Sesenta y uno coma uno. Bajé dos quilos. No podía creérmelo. Tenía ganas de saltar, de correr, de gritarle al mundo que era feliz. Al menos en ese momento lo era. Pero esa misma tarde me llamó una amiga mía pidiendome por favor que la acompañara a un funeral, que su padrastro había muerto. No lo pensé ni un segundo y agarré todas mis cosas. Estuve allí y fuimos a la iglesia. La verdad es que era la primera vez que iba a una iglesia sin ningún propósito meramente turístico o con la excusa de manifestarme. Estuve un poco cortada, pensé que cuando empezaran a hablar yo ardería en llamas por haber nacido siendo un pecado (según la iglesia). Pero por suerte estaban unos amigos míos que son gays y nos hicimos apoyo mutuo. Después de las miles de chorradas que soltaban aquellos (no digo que la religión católica sea una chorrada, respeto sus creéncias. Lo único que me molesta es que yo les respeto y ellos a mí no. También tengo derecho a decidir en lo que quiero creer, ¿no?) acabó el funeral. La verdad es que no sabía muy bien que hacer. En el momento de dar el pésame la madre se avalanzó sobre mí mientras lloraba. Creo que jamás me han habrazado tan fuerte, tan de verdad, con ganas. No pude evitar contener las lágrimas. El siguiente recuerdo que tengo es de saltar por un puente con mi amiga y sus compañeros para conseguir colarnos en un parque a media noche. Luego las cosas ya están borrosas. La verdad es que me sentía feliz porque no había comido, aunque casi me desmayo dos veces y tomé mucho alcohol que contiene muchísimas calorías y además inservibles. Pero en aquel momento me sentía vacía, no en el sentido metafórico sino en el literal, y eso me hacía sentir bien. Pero finalmente al llegar a casa me zampé como una loca un plato de macarrones... Puta hierba... Mira que lo pensé. Siento que con ese plato y el alcohol he podido engordar. A veces me creo loca. Realmente no fue tan grande el plato de macarrones, y el tiempo que bebí estuve todo el rato corriendo de acá para allá. Lo más probable es que me mantenga en 61,1 o 61,5 Kg como mucho. Aún así no puedo evitar sentir que estoy más gorda, aunque se me caigan los pantalones. No es que simplemente lo vea, es que lo siento. Es que hace tiempo que gorda dejó de ser una cosa puramente física para convertirse en un estado de ánimo. Y es que últimamente solo consigo ser feliz cuando no estoy gorda.

lunes, 25 de agosto de 2014

Al fin

Pude comprobar que al fin algunas me leen. Muchísimas gracias de verdad por vuestros comentarios, me anima ver que no estoy sola.
La verdad es que hace tiempo que no publico ninguna entrada, el problema es que estuve de mudanzas, estudiando y todo eso. Además no tengo ordenador y estoy escribiendo esto desde el móvil.

Estoy de vacaciones, me he ido una semanita a Pirineos, a escapar del calor de Mallorca. La verdad es que estoy muy contenta porque me invitó mi tía a venir y hacía años que no la veía. Estoy muy bien pues nos vamos de excursión a diario y así hago algo de ejercicio. Además mí tía no come casi nada así que genial.
Bueno chicas, espero que me sigáis dando apoyo por aquí aunque haya desaparecido este tiempo. Me podéis dejar vuestros Blogs en los comentarios como algunas ya habéis hecho y cuando tenga ordenador disponible me paso ha echar un vistazo sin falta.
En serio, de verdad muchísimas gracias por haber comentado, soy la chica más sonriente en este momento.